El título de “Reina de la Paz” atribuido a la santísima Virgen María, fue recién en 1917 que se hizo popular y universal, debido a las circunstancias generadas en Europa a razón de la primera guerra mundial: el sumo pontífice Benedicto XV sintiéndose impotente frente a los estragos de la guerra europea, mandó añadir a las letanías del santo rosario, la advocación: “María Reina de la Paz, ruega por nosotros”.
Esta advocación ya era venerada en España hace mucho tiempo antes, debido a que la Virgen les había concedido la gracia de la Paz frente a la guerra con los moros. Ellos fueron quienes comenzaron a celebrarla en la diócesis de Toledo cada 24 de enero bajo este título.
En los años que sucedieron al Concilio Vaticano II, también el Papa Pablo VI, en la Exhortación Apostólica Marialis Cultus de 1974 -para la recta ordenación del Culto a la Virgen- propuso a la Iglesia dirigirse cada año, el 1 de enero, a “María Reina de la Paz” con ocasión de la “Jornada Mundial de la Paz”.
En este último tiempo, la advocación “Reina de la Paz” ha recibido gran popularidad debido al testimonio de la Parroquia de Santiago Apóstol de Medjugorje (Bosnia Herzegovina), donde seis jóvenes aseguraron recibir de la Virgen tal advocación, para ser invocada como recurso seguro frente a los peligros que nos amenazan.
Según el testimonio de los videntes de Medjugorje, la primera vez que la Virgen pidió ser invocada como “Reina de la Paz”, fue el 6 de agosto de 1981. Dos meses después de la primera aparición.