Los sacramentos son acciones de Dios con las que nos muestra el amor que tiene por sus hijos.
Sacramentos de iniciación:
Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión.
Este sacramento une a los bautizados más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo.
En este sacramento encontraremos de manera substancial a Cristo, Dios y hombre, es por esto que este se hace totalmente presente. Por medio de la comunión recibimos la presencia de Cristo.
Sacramentos de curación:
Los que se acercan a este sacramento obtienen la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados.
Toda la Iglesia encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte Cristo.
Sacramentos de servicio:
Es el Sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia a a través del episcopado, el presbiterado y el diaconado".
Los cristianos que se unen en matrimonio lo hacen a través del sacramento, que es símbolo del amor de Cristo a su Iglesia. La Iglesia acoge con cariño a estos creyentes y, a través de la lectura de la palabra de Dios, les recuerda cómo deben vivir su vocación.